El vuelo sin motor de Santillana

El 3 de octubre, hace ahora 40 años, el Madrid jugó un partido de Copa de Europa ante el Levski Spartak de Sofía, campeón de la Liga búlgara. El Bernabéu no se llenó en aquella noche otoñal (aunque había 80.000 espectadores, dado que la capacidad por entonces era de 100.000). El equipo de Vujadin Boskov dio buena cuenta de su rival con una victoria cómoda y firme (2-0). Los goles madridistas los firmaron Del Bosque, con un remate magistral, y el malogrado Cunningham, de penalti. El partido hubiese sido uno más de los cientos que ha disputado el rey de la Copa de Europa. Pero la imagen que ha quedado para la posteridad es la que preside este artículo. Les aseguro que no es un montaje. Es una fotografía memorable de Chema Conesa, que en ese año trabajaba en la sección de Deportes de El País (entró en 1976). El fotógrafo murciano supo captar la plasticidad y el momento mágico de una acción irrepetible.

Vean a Carlos Santillana, ‘El Puma’ como le apodó el entrañable Héctor del Mar, desafiar a la Ley de la Gravedad con un salto de cabeza imposible. Vean a qué altura salta sobre Grancharov, uno de los centrales del Levski, logrando que la totalidad de su cuerpo esté por encima de la cabeza del búlgaro. Lo increíble es que Santillana está a dos metros de altura y totalmente paralelo al césped, sin ninguna inclinación como sería lógico imaginar en un salto de cabeza. Pareciera que se ha tirado desde un trampolín para poder estar a esa altura y en posición horizontal. Sus propulsores eran sus rocosas piernas cántabras, que lograban que un delantero que no llegaba al 1,80 de altura fuese capaz de saltar por encima de defensas de más de 1,90. Yo los llamaba ‘Los vuelos sin motor de Santillana’. Es la manera justa y admirativa de describir la grandeza de este goleador único en su especie, fichado por el ojo clínico de don Santiago Bernabéu en 1971 tras un amistoso entre el Hércules y el Racing de Santander, jugado en Alicante. Iban a por Ico Aguilar, extremo zurdo, pero el legendario presidente dijo a su secretario técnico: “Fichemos a Aguilar, vale, pero al que quiero a toda costa es al delantero centro”. Santillana dejó el Madrid el 22 de mayo de 1988 después defender durante 18 temporadas la camiseta blanca y poner su rúbrica en 290 goles. Pero aunque no salga en las estadísticas me quedo con ese salto imposible ante el Levski. Ya han pasado 40 años…

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