Un Clásico entre abucheos
En el tercer cuarto de la primera semifinal, a 4:45 minutos de su conclusión, hubo un detalle que define perfectamente qué espíritu se respira en la grada del WiZink Center durante la Supercopa Endesa. En ese momento sonó un atronadora ovación para premiar que Pierre Oriola entraba por primera vez en la cancha. Oriola es uno de los héroes del Mundial de China, que se ha ganado la admiración infinita, da igual el color de la camiseta, por su marcaje a Luis Scola en la final. Esa ovación se transformó progresivamente en una estridente bronca cuando el público comprobó que el sustituido era Nikola Mirotic. A esas alturas de la película, el hispano-montenegrino ya se había acostumbrado a los abucheos que acompañaban a cada una de sus acciones como una banda sonora.
El fichaje de Mirotic por el eterno enemigo del Real Madrid, el equipo donde se formó y creció, no se perdona desde la afición blanca, que ha multiplicado los decibelios que ya utilizaba contra Ante Tomic, otro exmadridista que tomó el puente aéreo en dirección a Barcelona. Son cosas del baloncesto de clubes, en este caso contagiado también por la rivalidad del fútbol. Aliñadas en este lance por el recuerdo de que Mirotic renunció a la Selección, donde podría haberse ganado un indulto. Ahí está el ejemplo de los aplausos a Oriola, otro azulgrana.
No sabemos hasta qué punto influyó la pitada en el rendimiento del ala-pívot, que metió 14 puntos en 25 puntos, aunque más fallón de lo habitual. Donde no se amilanó Mirotic fue ante los micrófonos de televisión, que aprovechó para agradecer irónicamente al público su gran recibimiento, a la par que pidió “más apoyo” en la final de este domingo. Que no dude que lo tendrá. Así se presenta el primer Clásico de la temporada, que llega elevado de temperatura, con una salsa picante extra para un partido siempre caliente.