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Al Madrid le han perdido el respeto

Las noticias corren. El Madrid está mal, se sabe y los rivales ya no se enfrentan ante él encogidos por su prestigio. Aquel temor, casi supersticioso, le ha dado al Madrid ventajas en largas épocas de su historia, por renuncia inicial del contrario. Ahora no pasa, y desde luego no pasó en París, donde un PSG al que le faltaban Mbappé, Cavani y Neymar, suficiente para atemorizarse, se desplegó por todo el campo con soltura y buen juego, hasta cerrar un contundente tres a cero. Di María, un ex de la casa, marcó dos, el primero de los cuales deja mal a Courtois. El tercer gol, de Meunier, retrató el despelote de la parte de atrás del Madrid.

Lo que le faltó al PSG sí lo tenía el Madrid: Bale, Benzema y Hazard, un trío que impone, pero el desajuste del partido fue tal que apenas intervinieron. Bale hizo un buen primer tiempo y hasta un gol, bien anulado porque se preparó el balón con la mano. Benzema hizo otro, anulado por un fuera de juego previo. Fueron los dos únicos balones a portería (y estériles) del trío. El Madrid, corto de medios y con la defensa, insegura por la falta de Sergio Ramos, muy retrasada, le dio terreno para maniobrar al PSG, que con esa facilidad se manejó estupendamente. Otro aviso para el Madrid, que ha hecho un mal verano y ahí sigue.

Lejos de allí, pero cerca de nosotros, el Atleti levantó, a puro coraje y con jugadas a balón parado, un 0-2 de la Juve. Una firme Juve, en la que Cuadrado, en la banda derecha, dio un curso. El mérito del Atlético fue que no se afligió y sacó el carácter, todos unidos, público y jugadores. La salida de Vitolo contribuyó a ese ímpetu y Herrera debutó con el gol del empate. Dos aportaciones del banquillo que contribuyeron más que mucho a equilibrar el marcador. El empate en casa no es en sí un buen resultado, pero lo hace bueno la forma en que se alcanzó. La diferencia entre el Atlético y el Madrid fue que el primero creyó y el segundo no, de ahí uno y otro resultado.