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Sobre Ansu Fati y Martin Odegaard

Un amigo culé malicioso me lo anunció el sábado: “Lo que está haciendo Ansu Fati curará por fin el sóleo de Messi”. Quizá no tuviera razón en la sustancia de su razonamiento, pero sí en la esencia. Messi se ha puesto las pilas y está por fin a las órdenes (!?) de Valverde para lo que haya menester. Visto lo que hay, uno piensa lo difícil que es la tarea del entrenador, metiendo y descartando jugadores en un once selecto, en el que cada quién se siente con todo el derecho a estar, y si no está piensa que ha sido injustamente pospuesto. Hoy veremos qué hace Valverde con Griezmann, Ansu Fati y demás.

Ansu Fati, ese es el Hombre, aunque sólo tenga 16 años. No sé lo que hizo Pelé a esa edad, supongo que mucho, pero no le vi. Sí he visto a Ansu Fati, que se va por los lados como el mejor Dembélé y remata por el centro, de cabeza o con el pie. Tiene nervio, regate y serenidad. O sea, todo. El otro día marcó el primer gol y dio el segundo. Recordé lo que años atrás me dijo Di Stéfano: “El primer gol vale por tres, el segundo por dos y los demás no valen nada”. Así que Ansu Fati ganó el partido, y con maniobras extraordinarias. Estamos ante el nacimiento de un jugador superior. Messi hará bien en apoyarle.

Descontados João Félix y Hazard, presuntas figuras dado lo que se pagó por ellos, la otra gran novedad del curso es Odegaard. He ahí un jugador extraordinario, tanto que ha sobrevivido a una pésima lidia. Su padre le rifó, acabó en el Madrid como ‘empotrado’ en el Castilla, donde el grupo le rechazaba como un enchufado. Luego corrió por ahí, y ahora ha llegado a la Real como futbolista grande, eje del juego, baza del ataque, líder en las malas y en las buenas. Un jugador pleno, con mucho que decir en este fútbol nuestro, tan necesitado de jugadores que rompen los grilletes.