Todas las versiones del Madrid y una muy buena
Pasó las dificultades de costumbre con el Levante (empate y victoria del equipo azulgrana en sus dos últimas visitas al Bernabéu), pero el Real Madrid ganó un partido raro, con tantos virajes que el público atravesó por todos los estados anímicos. Comenzó frío en un estadio con poca gente, se entusiasmó en los últimos 25 minutos del primer tiempo, confió en una goleada y poco a poco viró hacia la decepción, entre protestas por la mala gestión que hizo el equipo de los tres goles de ventaja que alcanzó en el primer tiempo.
No es una novedad la tendencia del Madrid a jugar varios partidos en uno, en plan camaleón, sin avisar. Hace mucho tiempo que no factura un gran encuentro de punta a punta, del primer al último minuto. Ha interiorizado una condición mutante que tiene mosca a la hinchada. El mismo equipo que borró del mapa al Levante, del minuto 20 al 25, se tomó licencias que comprometieron el resultado. El Levante estuvo tan cerca del empate que la fotografía final del partido correspondió a Courtois deteniendo un cabezazo que cortó la respiración a la hinchada madridista.
El mejor Madrid apareció cuando cambió el juego directo por la elaboración, los buenos pases y la decisión de empotrar al Levante en su área. Al Levante, que disfruta en el ida y vuelta, no le quedó otro remedio que aguantar el chaparrón a 80 metros de Courtois. No podía correr. El Madrid reaccionaba eléctricamente a cada pérdida del balón y lo recuperaba con rapidez y fiereza. Esa parte, tan infrecuente en el Real Madrid, le funcionó de tal manera que el Levante se derrumbó. Recibió tres goles y necesitó de una gran tarde de su portero para reducir más daños.
Fue un Madrid coral en ese excelente periodo, con Casemiro, James y Benzema por encima de todos. Benzema fue el mejor del Madrid en la temporada anterior. Ahora está como un pincel. Se impone en el área, confirma su categoría como cabeceador, minusvalorada hasta ahora, mejora invariablemente las jugadas y enreda a los centrales con su ingenio para volantear lejos del área.
El público pedía goleada, pero el Madrid bajó el pistón. Aunque no le faltaron oportunidades, permitió el partido que quería el Levante y especialmente Morales, de nuevo impecable en el Bernabéu. Si no ha generado un síndrome, lo parece. El Madrid, que había elaborado con mucha clase en el primer tiempo, prefirió los arreones, sobre todo después de los cambios. Ingresaron Hazard y Militao. Necesitaban minutos antes del choque en París. Se fueron Sergio Ramos y Casemiro, cuya importancia es trascendental.
Recomponer el medio campo en el actual Real Madrid es un asunto complejo. No está sobrado de centrocampistas (salieron Ceballos y Marcos Llorente, no llegó nadie) y las lesiones han acentuado el problema. Kroos se colocó en el eje, flanqueado por Lucas Vázquez y James. El Levante descubrió los espacios y comenzó a correr. Marcó dos goles y se situó a uno de provocar un incendio en el Bernabéu, donde la hinchada quiere un partido sin fisuras, de principio a fin, sin los toboganes que caracterizan a este Real Madrid, que por ahora es una ensalada de versiones.