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Fabián y Ceballos, para sonrojo de varios directores deportivos

Motivos para la Ilusión. Dani Ceballos y Fabián Ruiz han dibujado una sonrisa en la cara al fútbol español. No se trata de buscar odiosas comparaciones con la España de Xavi, Iniesta o Silva, porque aquella Selección es irrepetible, pero lo más bonito de la atractiva apuesta de Robert Moreno es encontrarse con jóvenes descarados y talentosos, que ya han sido campeones Sub-21, dispuestos a dar un golpe en la mesa de los mayores. Su imaginación, su manejo de los tiempos, su trabajo y su frescura pintan el futuro de una alegría que necesitamos recuperar como el comer. Ya es triste que para enchufarse a la Selección haga falta buen fútbol, caras nuevas y victorias continuadas, pero empieza a ser desesperante la sensación de que la Selección molesta.

La España andaluza. Un tercio de los titulares en Bucarest nacieron en Andalucía, dos en el mismo pueblo, que ya es casualidad. Seguramente, la conjunción de la veteranía del plusmarquista Sergio Ramos y la segunda juventud de Jesús Navas son ingredientes más que necesarios para el recetario del nuevo seleccionador. Los mayores, porque han recorrido caminos de éxitos y de fracasos y los jóvenes, como Ceballos y Fabián, porque, con confianza, tienen el hambre que hace falta para dar el salto entre un equipo con aspiraciones a otro que coleccione desilusiones. Es alucinante lo fácil que se pagan 40M€ por jugadores que apuntan mucho en campeonatos locales y no se apueste por talentos descomunales, que conocen al dedillo el fútbol español y que no dejan de dar exhibiciones a nivel internacional. Puede que el máster en Londres o en Nápoles sea lo que necesiten para un regreso por la puerta grande. Valorar lo de fuera, más que lo mucho bueno que tenemos, es también deporte nacional.

Kepa se disfrazó de santo. No es nada fácil coger la estela de una sombra tan alargada como la de Casillas en el equipo nacional. Nadie duda que De Gea es un grandísimo portero para el United, pero hace falta tener el mismo aplomo en la Selección. Ese es el salto que se le ha intuido a Kepa en Rumanía. Fue capaz de demostrar en dos intervenciones un altísimo nivel que salvaron el resultado y nos dieron el atisbo de que vuelve a haber portero. 

Un entrenador a bordo. Vale que un partido no sirve para obtener grandes conclusiones, pero si el nivel de dirección de Robert Moreno se acerca a su nivel humano podemos estar bien tranquilos. Es imposible estar mejor fuera del campo. Sólo por los valores de lealtad y amistad que proyecta merece que su aventura acabe bien.