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ALFREDO MATILLA

Dembélé Mártir

El Barça tiene lo que el PSG más desea: franceses. Más de un culé reza a estas horas para que Bartomeu se atreva por fin a meterle en la negociación.

Cualquier movimiento en el Barça, Madrid o PSG, por nimio que sea, se convierte desde hace unas semanas en un auténtico terremoto en todo lo que rodea a la operación Salvar al soldado Neymar. Ayer fue el turno de Coutinho. Su salida al Bayern, como colofón a uno de los fichajes más desastrosos en la historia culé en relación calidad-precio, parece haber debilitado las opciones del regreso de Ney al Camp Nou y, por consiguiente, ha abierto las aspiraciones de que el Madrid se replantee el bombazo a última hora. A pesar de que a Zidane y a muchos directivos del Bernabéu no les hace tilín el brasileño por precio y comportamiento.

Al Barça se le acaba la munición para pagar con especies, a falta de dinero, la vuelta del ídolo travieso. Sin embargo, todavía le queda alguna bala en la recámara. Hay que recordar que Busquets fue tentado en su día por los parisinos, que Rakitic siempre aparece en cualquier negociación y que su suplencia en Bilbao fue más que significativa, y que el Barça tiene lo que el PSG más desea: franceses. Lenglet, Umtiti, Griezmann y Dembélé cuadrarían a diferentes niveles junto a alguno de los mediocentros en ese intento del jeque por nacionalizar un equipo que se ha distanciado demasiado de su gente. Los centrales, la verdad, lo tienen complicado para parecer atractivos en caso de acuerdo. No son moneda de cambio para un extremo de tronío. Si acaso, guarnición. Todo hay que decirlo.

Pero los atacantes que ahora sestean de azulgranas, con otro estatus, encajarían a la perfección en un pacto que jamás ha tenido respeto por la cordura. Visto lo visto en este inicio de Liga, Neymar es mucho más necesario que Griezmann por su perfil. Y no se apuren con eso de que sería un trueque circense venderlo sólo dos meses después de poner de uñas al Atlético. Esta Decisión jamás superaría a la que en su día tomó el delantero… En el segundo caso, analizando lo que ha hecho Dembélé desde que llegó, parece que tampoco hay color. Entre lo que ofrece uno y otro en el campo hay un abismo. Y sería un movimiento mucho más razonable. Si la directiva ha hecho lo que ha hecho con Coutinho, ya es capaz de cualquier cosa.

Puestos a elegir un mártir para traer a Neymar ya no hay ninguno tan prometedor pero tan prescindible como Dembélé. Me da que más de un culé reza a estas horas para que Bartomeu se atreva por fin a meterle en la negociación, con los complementos que quiera, y sobre todo para que nadie en París pusiera anoche la televisión para ver lo que hacía su paisano en San Mamés.