Jarque, fotograma a fotograma

Mañana se cumplen diez años, pero en nuestra memoria las imágenes son tan nítidas que parecen de ayer. Fotograma a fotograma. Aquella tarde del 8 de agosto en la redacción de AS en la calle Beethoven de Barcelona, aquella llamada a Iván Molero cuando ya habíamos cerrado las páginas del día con una entrevista a José Luis Morlanes, entonces consejero delegado, hablando aún de la inauguración del estadio. "Tío, me dicen que Jarque ha muerto. No puede ser". No nos lo queríamos creer. Llamábamos a Iñaki Uribarri, enviado de prensa a Florencia, con la esperanza de que nos cogiera el teléfono y nos dijera que era mentira. Pero colgaba. Una vez. Dos. Tres... Hasta que llamó Tomás Guasch y nos comunicó la peor de las noticias. "Me acaba de llamar el padre de De la Peña. Ha muerto".

Hubo silencio. Llamadas. Cambio de planes. Quique Iglesias bajó rápido a ayudar con las tres páginas y a vivir un duelo inesperado que nos superó a todos. No había sido una pesadilla. Al día siguiente la televisión abría con ello, Jarque no se había ido, empezaba a estar muy presente. Cornellà-El Prat se convirtió en un templo del silencio. Periodistas y aficionados buscaban explicación y cobijo entre aplausos. Aquellos tres días posteriores fueron los momentos más duros que a uno le ha tocado vivir en esta profesión, acostumbrados siempre a las noticias agradables. Quien vivió todo aquello desde cerca y desde dentro entiende que Jarque esté presente en el día a día del Espanyol, en su Ciudad Deportiva, en su brazalete, en el minuto 21, en el gol de Iniesta, en el barrio de la Cooperativa de Sant Boi. Todo es poco para recordar a una persona que, ese 8 agosto, se convirtió en mito. Maldito día aquel. Todos habrías preferido ver a Jarque hoy y no recordarlo tan a menudo.