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El Movistar no ha sido un equipo

El Movistar subió al podio de los Campos Elíseos como el mejor equipo del Tour de Francia, pero ni ha sido el mejor, ni ha sido un equipo. Si nos atenemos a la definición de la RAE, que sostiene que un equipo es un “grupo de personas organizado para un servicio determinado”, no hemos visto esa organización ni ese objetivo común por ningún sitio. El Movistar sí ha acabado entre los más fuertes de la carrera, como demuestra que ha metido a tres corredores en el top-10: Mikel Landa (6º), Nairo Quintana (8º) y Alejandro Valverde (9º). Pero ha competido de forma anárquica y caótica, a veces con el pinganillo caído o sin mirarse siquiera, y no ha recogido tantos frutos como su fortaleza hubiera permitido. En el Giro sí corrieron de manera solidaria y coordinada, y se notó en los resultados. En Italia sí hubo un equipo.

En el Tour hemos visto tirar al Movistar por delante mientras Nairo se descolgaba; al Movistar tirar por detrás cuando Nairo iba escapado; a Nairo sin ayudar a Landa cuando llegaba lanzado en fuga; a Valverde adelantando a Landa en el final de la última etapa… Con un trabajo organizado, esa victoria de Val Thorens se la hubiera anotado Valverde. Estas situaciones se han producido porque el ambiente interno con Quintana está deteriorado, como confirma ese vídeo de unidad ficticia que se grabó con los tres gallos “de cara al exterior”, como luego explicaron los propios protagonistas. Las relaciones se han enrarecido más por el hecho de que el colombiano no seguirá en el equipo, y las fidelidades han saltado por los aires. El Movistar analizará la situación para la Vuelta. Y también para 2020. No sería bueno repetir la imagen.