Nadal siempre se levanta

Que Rafa Nadal no pare de ganar nos genera un pequeño problema… Bendito problema. Y es que se nos acaban los adjetivos: soberbio, majestuoso, estelar, grandioso, sublime, insuperable, galáctico, cósmico, indomable… Y también las comparaciones extremas: rey, superhéroe, extraterrestre, gladiador… Le asignamos poderes extraordinarios, capacidades sobrenaturales, porque hay que tenerlos para conquistar 12 veces Roland Garros (más que nadie en la historia) y en 18 ocasiones un Grand Slam (sólo a dos de Roger Federer, otro campeón tocado por la divinidad). Sólo se nos ocurren superlativos para describir su exitosa carrera, aunque quizá hay razones más humanas y terrenales que explican por qué Rafael Nadal Parera es un icono mundial y el mejor deportista español de todos los tiempos.

Hay una cita de Nelson Mandela, que leo cada día en la redacción, que dice: “No me juzgues por mis éxitos, júzgame por las veces que me caí y volví a levantarme”. Ese es su gran poder. Mientras le vemos rebozarse de nuevo por la tierra de la Philippe Chatrier y levantar la Copa de los Mosqueteros, nos acordamos de ese atropellado tenista que reapareció hace un mes y medio en Montecarlo después de su enésima lesión, aquella que le impidió medirse a Federer en Indian Wells. Nadal lleva más de tres años de inactividad si sumamos todas sus bajas. Y cada una de esas veces ha logrado levantarse. Es el mismo espíritu que aplica en cada partido, en cada raquetazo… Este domingo, Dominic Thiem le apretó muchísimo en el primer set y le ganó el segundo, pero el balear reaccionó luego con un doble 6-1. Rafa sigue y sigue. Nunca se rinde. Ese es realmente el secreto.