Nadal-Federer: campeones inseparables

El diario francés L’Équipe otorgó en diciembre de 2017 su premio internacional ‘Campeón de Campeones’ de forma conjunta por primera vez en su historia, acompañado de una portada con el titular: Inseparables. Los agraciados fueron Rafa Nadal y Roger Federer, que ese año resurgieron de las tinieblas para volver a copar los Grand Slams (dos por barba) y para reeditar su lucha por el número uno. Un trofeo otorgado con el mejor gusto, a diferencia de otros que se decantan más por el glamur que por la justicia. Para Federer era su cuarta designación, y para Nadal, la tercera. Pero por muchos premios que reciban individualmente, la grandeza de uno no se entiende sin la rivalidad con el otro. Federer se topó con un opositor que por fin discutía su reinado, y Nadal no se conformó con hacer reverencias al monarca.

Federer logró someter sin piedad a su generación (Hewitt, Roddick, Nalbandián, Safin, Ferrero…), hasta que llegó la siguiente hornada para ponerle freno. Primero, Nadal. Luego, Djokovic. Y ahí arrancó una de las eras de mayor esplendor del tenis. Quizá la que más. El suizo tiene el balance en contra ante ambos, aunque no dejó de ganar títulos por ello. Los tres se enriquecieron. El primer osado que le destronó fue Nadal, por eso este clásico que regresa este viernes en Roland Garros encandila tanto. Hace 14 años le tumbó en las semifinales de París, donde Rafa inició su dictadura sobre tierra. Y luego fue capaz, con paciencia y trabajo, de sacar a Roger de su jardín de Wimbledon. Siempre hemos disfrutado de este duelo eterno, pero ahora lo hacemos incluso con más ganas, porque no sabemos cuándo será el último.