El Madrid ha abierto el melón de sus fichajes con la contratación de Luka Jovic. Me seduce mucho. Por fin un delantero centro puro, un killer del área, un ariete con un físico prodigioso (podría hacer de Superman si Hollywood se lo propone) y poseedor de la cualidad que más le ha hecho falta al Madrid esta temporada: el gol. El serbio sólo tiene 21 años y eso garantiza la posibilidad de tener un nueve de garantías para la próxima década, aunque lógicamente su juventud le hará cometer errores y necesitará un tiempo para adaptarse a un club de las exigencias del Real Madrid. Pero su sangre balcánica le ayudará a no arrugarse.

Le vi varios partidos en el Eintracht y es un guerrero y un jugador que siempre la busca y que nunca se esconde en el campo. Este año nos hemos hartado de ver a Carvajal, Marcelo y Reguilón lanzar bananas inocuas al área sin que tuviesen ningún destinatario. Con Jovic eso cambiará. El Madrid lleva diez años buscando nueves de todos los perfiles, pero sin duda Van Nistelrooy fue el último gran punta puro que el Bernabéu recuerda sin fisuras. Jovic tiene mucho que aprender, pero el Madrid será su mejor escuela para que destierre ese recuerdo nostálgico de Cristiano y sus 50 goles por año.