Márquez lo intentó lo preciso

Un campeón nunca se rinde sin intentarlo, no asume sus limitaciones de antemano. Y Márquez desde luego no pensaba bajar los brazos en Mugello antes de tiempo, por mucho que ese fascinante circuito sea territorio de los italianos en general y de Ducati en particular. Logró una valiosa pole el sábado tirando de astucia y el domingo debía echar el resto para hacer que los pronósticos fueran sólo eso, una posibilidad que no siempre tiene que concretarse. Desde la salida refrendó esa voluntad, Petrucci y Dovizioso se tenían que emplear a fondo para doblegar al español, por mucho que las motos rojas fueran auténticos misiles en esa interminable recta. Pero al final el sentido común parecía que se impondría, los milagros no se producen cada día...

El líder del Mundial luchó hasta la última vuelta y su segundo puesto por detrás de Petrucci tiene el valor de una victoria. La alternativa, posiblemente, era una caída y quedar por delante de su rival natural de MotoGP, Dovizioso, tiene un mérito que el propio Márquez conoce mejor que nadie. Lo probó lo necesario pero sin excesos, el ganador italiano tenía poco que perder cuando la gloria de un día en su país se antojaba como su mayor ambición. No es así para el de Cervera, él persigue un objetivo mucho más precioso y las machadas debían quedar para otros. En eso también ha progresado Marc desde hace ya un par de temporadas, sabe renunciar a ganar una batalla cuando lo que persigue es la gloria de salir vencedor de una larga guerra.