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Nadal recupera la fuerza

Rafa Nadal inició ayer la defensa de Roland Garros con una victoria ante Hanfmann por la vía rápida: en tres sets y en menos de dos horas. La misma resolución que sus eternos rivales Federer y Djokovic. Todo ahorro de esfuerzos que vaya ahora a la hucha se agradecerá en el futuro. Mucho más si eres treintañero, como es el caso de los tres. Y más aún si tu cuerpo está inundado por las cicatrices de tantas batallas anteriores, que castigan tanto el físico como el alma. "Rafa ha llegado a perder la ilusión", dijo en la víspera Carlos Moyá. Y esas mismas sensaciones le ha repetido el propio Nadal a Nacho Albarrán en una entrevista. Si sumamos todos los días que lleva de baja desde que comenzó a competir en 2003, el balear supera los tres años de inactividad. Una barbaridad. Es muy duro tener que levantarse tantas veces.

Nadal nunca se rinde. Esa es la cualidad que más hemos admirado siempre de él. En la pista es irreductible, inagotable, inquebrantable… No da una bola por perdida. Si va por detrás en el marcador, sabemos que puede remontar. Si se enfrenta a un match-ball, confiamos en que lo salve. Si sucumbe ante un rival, ya estamos esperando la revancha. Ese mismo espíritu que exhibe en la competición, lo ha tenido que extrapolar para combatir su calvario de lesiones. Contra eso pelea, pero tiene bajones. Nadal confiesa que ha pasado 18 meses muy malos, que tocó fondo en Barcelona, que sufre miedo a las recaídas… Pero también que ya ha recuperado la fuerza interior que le ha situado en la rampa hacia su 12ª Copa de los Mosqueteros. No es un superhéroe, aunque a veces lo parezca. Es humano. Y eso le hace más grande.