Otra carrera de hegemonía abrumadora de Mercedes, aunque en esta ocasión con Hamilton tomando los mandos para demostrar a su ambicioso compañero Bottas quién sigue siendo el líder de una escudería, hoy por hoy, imbatible. Nada nuevo en este sentido en el GP de España, así que me quedo como lo más destacable de la jornada con la solvencia demostrada por Carlos Sainz en una prueba tan significada para él. No le fue nada bien en la calificación pero se mostraba optimista de cara a la hora de la verdad y ha cumplido con su promesa: luchar por los puntos y sumarlos con una meritoria octava posición. El madrileño se ha mostrado muy peleón y también también inteligente cuando le ha tocado serlo, además de disfrutar de una estrategia acertada de McLaren.

Un resultado que se debe encuadrar en el contexto de la evolución del equipo de Woking. Es obvio que su monoplaza sigue lejos de los referentes, sólo que el cambio de tendencia anima a cierto optimismo. El motor Renault da para lo que da (sólo hay que mirar el rendimiento del equipo oficial de la marca), pero Sainz no deja de reafirmarse en que se encuentra cómodo en su destino y satisfecho con el trabajo que se está realizando. Es mucho el camino que les queda por recorrer a ambas partes, aunque a diferencia de Alonso para su heredero la urgencia y la presión son otras. Desde luego que optar a puntuar no es lo que nos gustaría para el único español en la Fórmula 1, así que lo primero debe ser que la progresión se consolide y empecemos a ver a McLaren de nuevo como la gran escudería que fue.