Espaldarazo al fútbol femenino español

El fútbol femenino español alcanzó ayer una nueva cumbre, que me pareció ya su espaldarazo definitivo. Una final hermosa, con la Reina Letizia entregando la Copa a Sandra Ramajo, leyenda txuri-urdin que ayer jugaba su último partido. La Reina Letizia coronaba un palco en el que estaban el Presidente de la Junta, el Alcalde de Granada, la Secretaria de Estado para el Deporte, el Presidente de la Federación... Todo ello ante 17.550 espectadores, de pago esta vez, no a puertas abiertas, como han venido siendo los grandes entradones en la Liga Iberdrola. Y, sobre todo, un partido hermoso y emocionante.

Anoche pensaba en los grandes impulsores de esto, tantos años atrás: en Teresa Andreu, en Agustín Mallol, en Rafael Muga, en el matrimonio Carrasco-Borrego, creadores del Karbo... En tantos otros y otras. Gente que creyó en el fútbol femenino hace ya cuarenta años o más, y que lo sacó adelante en campos de tierra, contra viento y marea, dando cauce al entusiasmo de unas cuantas chicas de las que desconfiaba todo el mundo. “El fútbol femenino ni es fútbol ni es femenino”, era el dicho desagradable en aquel tiempo en que fue ridiculizado con la película ‘Las Ibéricas’ y con aquel partido de ‘Folclóricas contra Finolis’.

Lo que vimos ayer fue fútbol del bueno. Una gran final. Buen juego, iniciativa del Atlético, que concedió el empate en un error de su portera y se vio por detrás después en una ortodoxa jugada de ataque de la Real, centro al área, bajada del balón de cabeza y voleón a quemarropa. Luego, el Atlético fue y fue, sin precipitaciones y sin pausa, tocando bien, abriendo a las alas, en una lección de fútbol de ataque a cuya altura estuvo la lección de fútbol defensivo de la Real. En breve, el Barça jugará la final de la Champions. Pero los títulos nacionales se los llevan el Atlético y la Real. Eso da idea del nivel que ha alcanzado nuestro fútbol femenino.