Póker inglés. En fútbol no hay ‘Brexit’

Lástima, pero el Valencia se quedó en la cuneta, una víctima más del arrollador momento de la Premier. La cosa estaba difícil desde aquel tercer gol en Londres, que convirtió un 2-1 prometedor en un 3-1 duro de escalar. Con todo, empezó bien el Valencia, mandando y con un Guedes muy lúcido. Así se adelantó pronto, llenándonos a todos de esperanza, pero en cuanto llegó el primer gol de Aubameyang la moral del equipo disminuyó a ojos vistas. El resto del partido fue marcando una diferencia creciente entre un Arsenal seguro, con dos fenómenos, Aubameyang y Lacazette arriba, y un Valencia progresivamente desanimado y flojo atrás.

La caída inevitable del Valencia permitió saltar al partido de Londres cuando iba 1-1, y con tiempo por delante, que luego sería más por la prórroga y los penaltis. Un partido tremendo, trepidante, con un Eintracht que parecía más fuerte que el Chelsea, y que tenía la ventaja de que un gol suyo debía ser replicado por dos del Chelsea, al que se le vio algo temeroso por ello. Fue, de nuevo, fútbol puro, un derroche de entrega y de emoción, que agotamos hasta el final, la tanda de penaltis. Ahí, Kepa paró dos, compensando el fallo de Azpilicueta. Hazard, con exquisita serenidad, marcó el último y con su tiro se completa el colosal pleno de la Premier.

Porque, ya saben, las dos finales europeas son ocupadas por ingleses. Nunca antes había pasado algo así. Tras nuestros años de dominio, la Premier reclama su sitio con este póker formidable, que tiene causas fáciles de describir. Una, el dinero. Sus derechos de televisión son superiores a los de todos los demás. Otra, que lleva unos años depurándose de su vieja casta de entrenadores, aquellos tipos curtidos en el fútbol antiguo, guardianes de un casticismo pasado de fecha. Ya quedan pocos y les va mal. Los cuatro finalistas tienen entrenador de fuera de Inglaterra, como lo tiene el City, próximo a ganar la Liga. Inglaterra se ha puesto al día.