OPINIÓN

Energía para Nadal en la Caja

En el Barrio de San Fermín, donde suena flamenquito y a los galgos de los calés les tiemblan las canillas de ver esta semana a tanta ...

Jesús Mínguez
Nació en Guadalajara en 1973. Licenciado en Periodismo por la Complutense. En AS desde el año 2000, es redactor jefe de Más Deporte. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos y unos Paralímpicos, Grand Slams de tenis, Davis, Laureus, candidaturas olímpicas, política, dopaje o grandes combates de boxeo. Le gusta escribir de deporte y también practicarlo.
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En el Barrio de San Fermín, donde suena flamenquito y a los galgos de los calés les tiemblan las canillas de ver esta semana a tanta gente, se emplaza el microcosmos de la Caja Mágica. Un espacio en el que el magnetismo de Nadal atrae al ‘todo Madrid’ a la hora que sea. Palcos y gradas llenas. Sea mediodía o la sesión golfa, pasadas las diez como ocurrió este viernes. Una semana en la que el frío hormigón llega a calentarse con el cariño que el aficionado transmite hacia el campeón de 17 Grand Slams.

Rafa llegó a la Caja sin ningún título en tierra y con un virus que le tuvo a maltraer. Con el rictus turbio y dudas. Pero el sorteo le sonrió y el público le ha ido empujando. De entrada tuvo a dos tenistas descarados pero aún por hacer, Auger-Aliassime y Tiafoe. Después, a Wawrinka, con tres grandes pero venido a menos. Una situación ideal para rodarse y crecer. Y lo ha conseguido. Va de menos a más, absorbiendo a bocanadas la energía que le faltaba. Madrid es su vitamina para ponerse en órbita.

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