El Titanic Barça
Parecía imposible después de los ridículos de París, Turín o Roma, pero el Barça fue capaz de dar más pena todavía en Liverpool. Su hundimiento, a pocos metros de donde se puso en marcha el Titanic, aquel barco 'insumergible', resultó de lo más simbólico. Parecía difícil cavar más bajo, pero pasó. Es el equipo de las Ligas, pero es una vergüenza en Europa.
Fue por la magia de Anfield, por supuesto, pero especialmente por la incapacidad de un equipo sin personalidad lejos de su estadio, absolutamente desdibujado, derrumbado, sin capacidad para nada más que para rezar para que pasaran los minutos. Que ni siquiera tuvo experiencia, que ni siquiera tuvo rebeldía.
Un Barça con fracasos individuales. El primero, de su estrella. Messi no hizo nada por cambiar el destino del partido. Otra copa linda y bonita por los aires. A Busquets, como hace tiempo, le pasó el ritmo del partido por encima. Piqué no fue el capitán de las grandes citas. Y así podríamos seguir hasta llegar a Valverde. Es difícil saber cuánto daño hace una derrota así cuando a siete metros tienes a un entrenador como Klopp que, como Anfield, creyó en los imposibles. Adeu, Barça.