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Pucela ya es sinónimo de resistencia, ejemplo de motivación y fábrica de héroes

Clases de motivación. Dice la RAE que resistencia es la acción y efecto de resistir, es decir de tolerar, aguantar y sufrir. Y eso es lo que está haciendo el Real Valladolid para seguir en Primera. Algo que están consiguiendo al unísono desde el césped y la grada. Las imágenes que llegaron desde Valladolid tras el triunfo contra el Athletic, que les ha sacado del descenso a falta de sólo dos jornadas para el final de LaLiga, fueron de lo más significativas. La ciudad se volcó con el equipo, mantenerse en Primera es cosa de todos. La afición casi llenó Zorrilla, 22.151 almas exactamente, en una de las mejores entradas de la temporada; acompañó al equipo a su llegada al campo en imágenes que parecen destinadas sólo a los grandes, acostumbrados a convivir con citas históricas casi a diario. Y las mujeres y novias de los jugadores, en un verdadero ejercicio de motivación, se colaron en el vestuario para colgar en las taquillas fotos, mensajes y dibujar un mural en el que podía leerse “Hoy jugamos todos” y #sísepuede. Seguir en Primera es cuestión de estado y en la ciudad castellana, a la que muchos tildan de fría, se vive estos días una comunión entre afición y jugadores que hace mucho tiempo que no se veía.

El alma del equipo. Sergio González ha conseguido devolver el alma a este equipo. Lleva un año en el banquillo. Llegó en abril de 2018, con el Valladolid en la décima plaza en Segunda y fuera de los playoffs, y en 67 días lo devolvió a Primera. Un año después lucha por conseguir la permanencia, llegó a tener al equipo en la sexta plaza en la décima jornada y ha llevado con una educación y una paciencia estoica los efectos del VAR: 13 intervenciones, 3 a favor, 8 en contra y dos que no influyeron. "Nosotros hemos sido conejillo de Indias, van modificando el criterio según nos van pasando cosas a nosotros", dijo con ironía tras el partido contra el Atlético y unas manos que el árbitro fue a revisar en el monitor y no vio. Ronaldo puso el foco en el palco, pero el verdadero milagro sucede en el vestuario.

El héroe. El fútbol tiene estas cosas y fabrica héroes en segundos. En Valladolid ya lo es Waldo Rubio, un chaval de Badajoz con apenas 432 minutos en Primera, que marcó un golazo por la escuadra para dar la victoria a su equipo. Tiene ficha del primer equipo sólo desde marzo, cuando ocupó la plaza dejada por el lesionado Pablo Hervías, hasta entonces había jugado 24 partidos con el Promesas y había metido seis goles. Aunque Sergio ya le había echado el ojo en la pretemporada. "Me han pasado miles de veces el vídeo con el gol", dijo tras el partido. Les quedan dos finales, la web del equipo cuenta hasta los segundos para ir a Vallecas.