Zidane, de bruces con la realidad
"Vamos a trabajar y a terminar bien la temporada", decía Zidane el día de su presentación, allá por el 11 de marzo … No han pasado ni dos meses y el francés se ha chocado de frente con la realidad. Ni siquiera él ha podido levantar el juego y el ánimo del equipo. La ascendencia del entrenador sobre el grupo, que por muchos se intuía eterna, se ha ido esfumando con el paso de las semanas y con los malos resultados. Debió haber un tiempo en el que sus decisiones y planteamientos eran respetados y asumidos por casi todos los jugadores como las tablas de Moisés. Cualquier gesto desde el banquillo era motivación, se agarraban a una orden suya como a una solución segura.
Ahora ya no es así. La imagen de Zidane contrariado en la banda se ha convertido en habitual en los últimos partidos en Leganés, Getafe y Vallecas, con el equipo desconectado y dejándose ir. Nadie pensaba que fuera a ser fácil enchufar de nuevo a esta plantilla, sin objetivos que lograr y con la amenaza de ser limpiados a final de temporada, pero el técnico se ha mostrado tan impotente como los anteriores por mucha aureola milagrosa que se le atribuyera. La rajada en Vallecas señala a los futbolistas, pero también muestra a Zizou inerme ante una realidad difícil de cambiar. Y le queda mucho todavía, a ver si resiste y le ayudan los fichajes.