Zidane se dejó otro jirón en Vallecas
Con el eco del alirón del Barça aún resonando, el Madrid dio otro mitin, éste en Vallecas. La energía y la ilusión del Rayo no tuvieron respuesta en este Madrid perezoso y depresivo, en el que sólo la salida de Brahim, con su aire de novillero revoltoso, supuso un toque de rebeldía. En el otro extremo estuvo el Rayo, que rema río arriba en busca de una salvación que está dificilísima, pero en la que vuelve a creer. Y con derecho. Jugó estupendamente, en la ley de Paco Jémez, sin rifar un pelotazo, sacando el balón con sentido, transitando bien el medio campo, donde Zidane estrenó en un rombo entre el que los locales se movieron bien.
Un buen Rayo, bonito de ver, elegante. Y eso que le faltó su mejor jugador, Raúl de Tomás, al que el Madrid no permitió que jugara sin hacer efectivo el pago previsto. La petición desesperada de Martín Presa tuvo la respuesta fría de que con otros no se ha hecho. Pues un mérito más para esta victoria del Rayo, que vivió quizá su partido más feliz en una temporada cargada de pesares y disgustos. Otro mal paso para el Madrid, segundo partido consecutivo sin marcar, y un jirón más de su prestigio que se deja Zidane, que está sufriendo un serio desgaste en estas fechas. Cada partido de este Madrid parece un poco más penoso que el anterior.
Ayer se planteó en Carrusel por qué Zidane aceptó venir antes del verano. Unos opinaron que por quitarle la soga del cuello a Florentino, del que se apiadó. Otros que quizá calculó que le vendría bien ver desde cerca qué queda de aquellos jugadores con los que ganó tres Champions, ya que su primera misión es elaborar una buena plantilla. Así evitará llevarse alguna mala sorpresa a la vuelta del verano y creo que al menos para eso le va a servir este camino del Gólgota que le ha tocado subir. Como dijo alguien ayer, va a acabar pareciendo que LaLiga la ha perdido él. Y la peor noticia es que todavía le quedan tres partidos.