Suspenso en un pulso a no fallar
No se puede reprochar al Athletic que no trabajara. Todos cogieron pico y pala y levantaron trincheras por todas partes.

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En el Coliseum se juega a lo que manda Bordalás. Quitando los tres grandes, nadie tose a este Getafe en las reglas que dicta el técnico alicantino. La propuesta no le amarga precisamente a Garitano, amante también de ese desafío a no fallar en 90 minutos y a castigar al contrario a la mínima que lo haga. Dos veces tan solo se despistaron los leones en tantísimo tiempo y recibieron un gol. Un borrón se contabiliza en el caso local y Córdoba fue muy inocente (buen partido del extremo en cuanto a pelea, pero sigue siendo una madre en los últimos metros). La Champions era un sueño demasiado etéreo en San Mamés y el Getafe devuelve al equipo a la realidad.
No se puede reprochar al Athletic que no trabajara. Todos cogieron pico y pala y levantaron trincheras por todas partes. Pero la generación de fútbol fue cero. Fue quitar a Williams, que tampoco estuvo muy fino que digamos, y desplomarse el equipo. La puesta en escena de Kodro y Aduriz no aportó reacción, algo que sí pasó con Ángel en el bando azulón. El equipo de Garitano no supo estar a la altura de las circunstancias y ya son varios ladrillos a domicilio. Los detalles en este tipo de compromisos deciden y esos fueron madrileños. Desde los cambios, Bordalás manejó los tiempos y armó al grupo de paciencia en busca de fisuras.





