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Quizá un buen día para ver a Luca Zidane

Está lesionado Courtois. Ha vuelto de los partidos de Bélgica con una tendinosis en el recto femoral. No se ha podido entrenar y ayer Zidane hizo oficial su lesión. Mala suerte. A perro flaco todo se vuelven pulgas. Courtois está triste, se le vio el otro día en El Transistor, incluso imaginando fantasmas, como Morata, que llega a creer que la gente pone la tele para ver cómo falla goles. Zidane anunció que jugarán los tres porteros estos partidos y quizá hoy le hubiera tocado a Courtois, para reanimarle. Pero ya sabemos que no será él, será cualquiera de los otros dos, Keylor o el segundo hijo de Zidane, Luca. Luego vuelvo con eso.

Pero quiero antes detenerme en Courtois, que se siente mal mirado. La cuestión es que no ha parado bien, él mismo tiene que reconocerlo. La otra cuestión es que vino para ocupar el lugar de Keylor, un portero querido y respetado, protagonista del fenomenal ciclo de las tres Champions. Todo el mundo estaba conforme con Keylor, menos Florentino, que ya le buscó las zapatillas con De Gea, luego con Kepa, y finalmente le levantó los pies del suelo con Courtois. Keylor era víctima de una injusticia que no produjo Courtois, pero fue la herramienta. Necesitaba parar como Oblak o Ter Stegen, no ha sido así y ahora recibe esas miradas.

¿Y hoy? ¿Keylor o Luca? Keylor viene de partidos de selección al otro lado del charco. El partido es en casa y contra el Huesca. No sería raro que Zidane aprovechara para darle el partido al tercer portero, su hijo. Ya le puso el último día de LaLiga pasada, en La Cerámica. El Madrid empató 2-2 y el chico, ni fu ni fa. Pero Zidane rechazó en su día a Kepa, si Courtois vino fue en su ausencia, nadie duda de que piensa en Luca como portero de futuro. Ahora está parando muy bien en el Castilla. Pero estas coincidencias de padre entrenador con hijo jugador son delicadas. La historia del fútbol está llena de casos que salieron mal.