Los cien lozanos años del Valencia CF
En el centro de Valencia puede verse una placa con un Kilómetro 0. Ahí nació el Valencia, hace hoy cien años, en un ya desaparecido Bar Torino. Lo fundó un grupo de ocho amigos, náufragos del Español de Valencia, que se disolvió por la muerte (en acto de servicio, fractura de pierna que degeneró en embolia) de uno de sus jugadores. El Español cerró por el disgusto, pero un grupo de animosos lo reedificó en el Valencia CF que hoy cumple cien años. Tan animosos eran, que uno de ellos aplazó un año su boda porque gastó el dinero de la misma en el acondicionamiento del campo de Argirós, donde jugó sus primeros años el equipo.
De allí, de Argirós, era Cubells, su primer ídolo, su primer internacional. Más adelante, después de la guerra, sería uno de los colaboradores de Luis Casanova, el hombre fundamental en la historia del club, algo así como el Santiago Bernabéu del Valencia. Lo presidió durante 19 años, lo llenó de títulos e hizo un gran estadio. Fue el presidente de la ‘Delantera Eléctrica’, de la media Pasieguito-Puchades y de Faas Wilkes, de quien escuché de niño que regateaba mejor que Ben Barek y Molowny. Este ejemplar lleva una entrevista con el hijo de Luis Casanova, un magnífico compendio de la historia del club desde la guerra aquí.
Yo conocí un Valencia que ganó dos Copas de Ferias y que siempre contaba en la Liga y en la Copa, con Waldo en el eje del ataque. Más adelante, Kempes haría un suceso global del Valencia, que mantuvo el pulso internacional durante años, hasta la quiebra producida por aquel señor que en lugar de comprarle una bici a su hijo le compró este querido club y provocó tal destrozo que acabó en manos con capital de Singapur. A no todo el mundo le gusta eso, pero la raíz era tan fuerte que mantiene su vigor, su respaldo en la ciudad y su competitividad. Y ahí sigue, finalista de Copa, aspirante a la Europa League y a plaza Champions en LaLiga.