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Zidane, la ilusión y el escudo ante una revolución dificilísima

En un solo movimiento. El Real Madrid ha conseguido cambiar la cara de la crisis por la mirada de la ilusión en un solo movimiento. Después de sufrir el mayor escarnio de su historia reciente en dos semanas fatídicas, Zidane, con su aura de genio ganador, ha conseguido mutar el estado de ánimo y pasar en un santiamén de la depresión a la esperanza. Florentino Pérez ha logrado cambiar el aire en un solo movimiento y el sonido del viento que se colaba por cada rendija del palco de Chamartín. La amenaza fantasma de una sonora pitada al principal responsable del desaguisado se tornará en infinito aplauso al entrenador ganador, que dio un portazo hace ocho meses, y que regresa como el remedio ganador.

La primera misión. Zizou, en un ejercicio excepcional de madridismo, ha hecho un doble favor a su club: volver y volver ahora. En estas once jornadas, además de asegurar el puesto que da acceso a la Champions League, tendrá que recuperar el ingente capital futbolístico que Solari se ha dejado por el camino. Revalorizar a Bale, a Isco, a Asensio o a Marcelo es prioritario, más allá de los jugadores que no vayan a seguir la próxima temporada. Cuánto mayor sea su escaparate, mayor será su valor de mercado. Si Zidane se ha caracterizado por algo es por su predicamento para manejar egos y para sumar.

Tres años y plenos poderes. El relato de la vuelta de Zizou parece inmaculado, pero hay algunos puntos que habrá que tener en consideración. Hay quien pondera su contrato hasta 2022 como una demostración de proyecto a largo plazo. Lopetegui firmó tres años; Solari firmó tres años y, en ambos casos, con una cláusula donde se establecía la cantidad a pagar en caso de resolución, que nunca sería la totalidad del contrato. Lo del proyecto se verá, como lo de los plenos poderes. Seguro que Zidane tendrá voz, pero alguien que vive en clave de poder como Florentino no va a permitir que nadie sea plenipotenciario en su club, que debería ser el de sus socios. El nuevo reto es descomunal.

El sapo de Ramos. Habrá que ver si el capitán blanco, que igual le mete un bufido a su presidente delante de sus compañeros que se hace una entrevista a sí mismo en Redes, sigue formando parte de ese triángulo de poder. En el mercado hay pocos centrales buenos y ninguno como Sergio. Zidane no concebirá un vestuario sin su líder natural y Florentino se tendría que tragar ese sapo. Mucho por vender, mucho por fichar, todo por decidir. Ya es pretemporada en el nuevo Madrid de Zidane.