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Zidane ha sacado el balón de la raya

Zidane dijo sí y espantó el fantasma de Mourinho, que Florentino, en su desconcierto, acarició estos días. Sus consejeros más leales han luchado por quitarle esa idea. Sus encuestas, asidero al que recurre cuando está hecho un lío, le decían lo mismo. Mourinho, no. Mourinho dejó aquí poco y menos: una Liga y una Copa en tres años, muchas broncas, más un sello borde y quejica que el Madrid nunca tuvo. En su tercer y definitivo curso, el Barça ganó LaLiga con 15 puntos de ventaja, el Bayern la Champions y el Atleti la Copa. Luego, el Madrid ganó cuatro Champions, con dos tipos, Ancelotti y Zidane, tan bien educados como Del Bosque.

Felizmente, Zidane ha espantado el fantasma de Mourinho. Con su sí ha sacado el balón de la raya. Su aceptación, bajo unas condiciones que se irán desvelando (o no, no se desvelaron las de su salida, aunque se han hecho notar durante el curso), trae una paz necesaria. Lo peor que podía hacer el Madrid era infligirse en estas semanas que quedan hasta el verano un nuevo daño. Los próximos a Mourinho le presentaban estos días como un tipo dispuesto a cambiar, a corregirse. Me decían que había rectificado, que vendría aquí convertido en algo así como Sor Citroën. Por suerte, no tendremos que comprobar si tal cosa era cierta.

El regreso de Zidane es, le cojo prestada la expresión a Juan Cruz, el final de la anomalía. No supimos por qué se fue, aunque lo supusimos, de modo que podemos ahora suponer que se cambiarán las condiciones por las que se fue. O sea: que vendrá con mando en plaza, y que se hará una plantilla de su mano. La anomalía ha sido la depauperación dos años seguidos del grupo que él pastoreó al éxito, el asalto a la Selección para raptar a un entrenador que duró pocos meses, la extracción del Castilla de otro que tampoco pudo corregir el declive. Ahora vuelve Zidane, que acepta, ya sabremos a qué precio, sacar a Florentino de su gran embrollo.