El espectáculo es MotoGP
Parece que nada ha cambiado en el Mundial de MotoGP desde hace un año. Aunque sólo lo parece... Nada ha cambiado si nos atenemos a la resolución del GP de Qatar, que fue prácticamente un calco a la de 2018, en igualado duelo entre Andrea Dovizioso y Marc Márquez. El italiano ganó entonces por 27 milésimas y esta vez se impuso por 23. También ocuparon puestos similares en la clasificación Crutchlow (del 4º avanzó al 3º), Rossi (del 3º al 5º), Petrucci (del 5º al 6º), Viñales (del 6º al 7º)... Los protagonistas fueron casi idénticos, pero hubo dos nuevos invitados para repartirse la tarta. Me refiero a los pilotos de Suzuki, Álex Rins y Joan Mir, que durante buena parte de la carrera se codearon con los mejores, cada uno a su nivel. El calendario es largo, pero ya han repartido su tarjeta de visita. Un aliciente más.
Rins ya había avisado en la pasada temporada con cinco podios, dos de ellos en los dos últimos grandes premios. Este domingo se quedó fuera del cajón (4º), pero a mitad de carrera ocupaba la cabeza y aguantaba el pulso con los gallos. También rodó cerca el novato Mir, campeón mundial de Moto3 en 2017, que dio una gran impresión en su debut. Suzuki puso la nota de frescura en un arranque de campeonato que, efectivamente, mantiene el mismo duelo de los dos últimos cursos: Márquez contra Dovizioso. Venció el italiano, pero el español le discutió el triunfo en un circuito tan poco favorable como Losail. El desarrollo de la carrera, y su desenlace, resultaron apasionantes. Si ganan siempre los mismos es porque son los mejores, pero el regusto que dejó la carrera es de igualdad, emoción y espectáculo.