Los trastornos defensivos del Madrid
La contundente derrota contra el Barça en la Copa se ha explicado por las restricciones goleadoras del Madrid, simbolizadas en Vinicius, de largo su futbolista más desequilibrante pero negado en la finalización. Este discurso ha relegado a un segundo plano los desarreglos en el aspecto defensivo, determinantes en los dos primeros goles azulgranas. La progresión del Madrid bajo la dirección de Solari se había adscrito al orden y esfuerzo grupal. Era un equipo enérgico, bien armado y con ritmo en ambas fases del juego. Sin embargo, casi todos estos valores se han estropeado desde el día de Ámsterdam. Contra Ajax (18 remates en contra), Girona, Levante y Barça ha sufrido desbarajustes importantes que le han eliminado de la Copa y parece que le han descabalgado de LaLiga.
Por el centro del campo se empiezan a contemplar las primeras fisuras del Madrid. Casemiro sigue irreconocible, Modric se descompone y Kroos hasta renuncia. El alemán no realizó ninguna anticipación en el Clásico de Copa. Entre los tres no son capaces ahora mismo de cubrir sus zonas y entenderse en el intercambio de marcas. Modric y Kroos se olvidan demasiadas veces de lo que sucede por detrás de ellos, especialmente grave en el caso del germano (ver imagen inferior), y Casemiro no llega a casi ninguna cobertura. Su condición física resulta alarmante. Además, no terminan de ayudar en los centros laterales y frenar las llegadas de segunda línea. Kroos estaba cerca de Luis Suárez en el 0-1 del miércoles y se desentendió. Ramos completó el desatino al acudir con ternura a interrumpir el posible remate del delantero uruguayo. Esta indolencia generaliza, unido a un repliegue lento y a veces caótico, compromete a un equipo que mantiene una posición muy alta en el campo. Ante el Barça situó la línea de fuera de juego a una distancia media de casi 30 metros a la portería de Keylor. El Madrid se desgarró tras el primer gol y realizó acciones de presión desincronizadas (una acertada de diez) que finiquitaron el duelo. El Barça contó con espacios y tiempo como en partidos anteriores gozaron el Ajax, Girona o Levante.
Otro tipo de jugada muy dañina para el Madrid se enmarca en la facilidad que tienen los extremos o delanteros rivales en atacar la espalda de los laterales blancos. Dembélé lo hizo en dos ocasiones y llegaron los goles. El galo se proyectó entre Carvajal y Varane en el 0-1 y entre Reguilón y Casemiro, improvisado central en esa acción tras que Ramos saliera de zona, con una suficiencia clara. Morales ya había sacado partido de situaciones similares con el Levante. El Madrid no cierra los carriles y tampoco encima lo necesario a los pasadores rivales. El problema se agudiza por la falta de tensión puntual de Varane, Nacho o Ramos, salvador en el encuentro ante Ajax, en el centro de la zaga. Sus coberturas a los laterales y su protección del área carecen de firmeza en diferentes jugadas. La foto de Varane y Ramos ya ha aparecido de forma directa en 17 errores de gol en lo que va de LaLiga. El Madrid ha perdido la solvencia. Solari podrá alegar que el Barcelona sólo le remató cuatro veces en la Copa con un índice de acierto altísimo, pero no podrá discutir que los goles eran más que evitables. La cadena defensiva falló y el Madrid quedó desnudo.
Ni presión ni vigilancia
El inicio del segundo gol del Barcelona en la Copa. Kroos está en tierra de nadie, descuida la marca de Busquets y tampoco cierra la línea de pase hacia el centrocampista azulgrana. Piqué lo tiene muy fácil para conectar con él. Kroos, culpable.