Sánchez Martínez salió airoso
Vinicius. No hay penalti y Sánchez Martínez acierta. Hubo contacto de Semedo sobre Vinicius, pero no lo suficiente para señalar la pena máxima. Si el árbitro, cuando conversa con la sala VOR, hubiese hablado, por ejemplo, de un posible agarrón, De Burgos Bengoetxea le hubiera aconsejado ir al monitor para ver la jugada repetida porque se habría perdido un pisotón en la pierna, es decir, un error claro para el VAR. Así funciona el protocolo.
Amarillas. Hubo tres faltar en el centro del campo que Sánchez Martínez no decidió amonestar. No le superó el partido, quiso mantener su listón desde el primer momento y los jugadores, que no le protestaron ni una jugada, lo entendieron y aceptaron sus decisiones. Eso sí, si hubiera enseñado la amarilla a Casemiro (minuto 4), Rakitic (8’) o Kroos (42’) no hubiera pasado nada...
Penaltis. En el posible penalti a Rakitic en el 58 hubo contacto, pero no lo suficiente. En el 59’, hay uno sobre Lucas Vázquez que a mí me pareció penalti de Lenglet, que le golpea en el aire. Al ser una jugada de disputa, el VAR no entró. Y el de Suárez, clarísimo. Casemiro le pisa.
Fuera de juego. En el segundo gol del Barça podría haber fuera de juego de Dembélé. El VAR lo revisó y no señaló posición antirreglamentaria.