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¿Se puede ser del Celta y del Depor a la vez?

"¡Olvídate del fútbol!"

El gallego Manuel Rivas es tan bueno de espíritu, como escritor y como persona, que alguna vez soñó, como Francisco de Asís, que todo el mundo es bueno y que se ha de ser bueno con todo el mundo. Lo trasladó al fútbol y tuvo la ocurrencia de escribir en la edición gallega de El País un artículo en el que se hacía esta pregunta: "¿Se puede ser del Celta y del Depor a la vez?" Las buenas intenciones le costaron una bronca sorda de sus compañeros de barra en el bar donde tomaba cañas cerca de su casa, en A Coruña. Uno de ellos le gritó, para que aprendiera: "¡Olvídate del fútbol"!

"Ni idea de fútbol"

Lo contó el autor de 'Contra todo esto' (Alfaguara) este viernes tras uno de los coloquios que organiza Román Orozco en su Escuela de Ciudadanos en Manzanares el Real. Con nosotros estaba un madridista riguroso y veterano, Eduardo San Martín, amigo de los primeros tiempos de El País, donde coincidimos los tres. Rivas relató cuando descubrió que tampoco en el fútbol todo el mundo es bueno. Cuando él llegó al bar todos lo miraron con recelo y uno le dijo: "Manolo, no tienes ni puta idea de fútbol". Otro: "Lo importante no es que gane tu equipo sino que pierda el otro. ¿Lo entiendes o te lo explico fuera del bar?".

La hora de la verdad

Este miércoles el madridista San Martín, y este que les escribe, que es azulgrana, simularemos el alma futbolística que nos ampara o nos fulmina, y querremos eso que le dijeron a Rivas cuando expresó esa utopía, ser de dos equipos a la vez y no estar loco. La sustancia de nuestra pasión incluye, ay, hasta que pierda el otro en distinta contienda. Ahora vive en casa una contradicción sentimental gravísima, que me hace convivir con la imposibilidad de celebrar si el resultado es azulgrana en un Real Madrid-Barça. Es la hora de la verdad, y el deseo de la derrota ajena convive con la historia.

La sustancia

Pero la sustancia es esa, la competición, y tras la competición copera el llanto se produce en un lado solo, ya no hay reparto de puntos. Este es el enfrentamiento más duro de Santiago Solari, la segunda vez que acomete un encuentro con Ernesto Valverde, y parten de tablas. Los dos son de naturaleza educados, pero han ensayado un rifirrafe más bien edulcorado con respecto al calendario tebiano… Ya no hay calentamientos como aquellos de Pep Guardiola y de José Mourinho, y esta paz relativa es bienvenida, naturalmente, pero en la grada y en los corazones el enfrentamiento es a muerte, y perdonen la expresión.

Sosiego y volcán

Un joven ingeniero español, Javier Sánchez, de Manzanares, que trabaja en México, le dio a su tía un mensaje para mí: "Dile que siga predicando sosiego en el fútbol". Claro que lo predico, pero por dentro siento el volcán que producen estos clásicos. Este del miércoles es una piedra de toque del año y del futuro. Todos tienen esa enjundia. Es el tercero en el que mi nieto espera la revancha de aquel 5-1 del Barça-Madrid en el que estrenó, en campo rival, su pasión madridista. ¿Cómo comportarte ante alguien a quien adoras queriendo que el club que ama muerda el polvo? ¿Se puede ser del Celta y del Depor a la vez?

Límites de la pasión

Pero hay que limitar la pasión. El otro también juega y el graderío no es un sentimiento homogéneo. Lo que ha pasado con Simeone y la expresión burda de su contento ante la Juventus es una señal de alarma que él mismo parece que ha adoptado o al menos lo dice. Se arrepiente si ofendió. No es una cuestión de ofensa, pues ésta no es necesariamente una señal estética de su deseducación, sino una alarmante exhibición de testosterona en un lugar tan público como mundial. Se puede desear la derrota del rival, pero no se puede pasar la línea roja entre la celebración y la burla.

La frase

"¿Se puede ser del Celta y del Depor a la vez?", Manuel Rivas, poeta, narrador, autor de 'La lengua de las mariposas'