España se mete en otro lío con el dopaje
Vaya por delante que todo deportista tiene derecho a defenderse y que todo abogado tiene la misión de encontrar la mejor forma de hacerlo. Son los legisladores quienes deben tapar cualquier resquicio para que ningún tramposo se escape. Y aquí, en España, se escapan con más frecuencia que en otros países, porque somos más tendentes a la absolución que al castigo ejemplar. Incluso solemos saber más que los órganos internacionales, como es el caso de la AMA, la agencia que establece las normas en la lucha contra el dopaje. La última ha sido la decisión del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) de revocar la sanción del ciclista Ibai Salas por irregularidades en su pasaporte biológico. Esta resolución invalida el pasaporte en España, con lo que nos sitúa en contradicción con el Código Mundial Antidopaje.
Aquí hubo un presidente del Gobierno que pidió la absolución de Alberto Contador. Y otro que promocionó a Marta Domínguez en el Senado. Ambos fueron exculpados por sus federaciones españolas y luego sancionados fuera por el TAS. En el caso de la atleta, por anomalías en su pasaporte. Igual que Jaime Rosón hace cinco días. El pasaporte está validado por la AMA. Y como España es firmante de esa normativa global, tuvo que recogerlo en su Ley Orgánica, donde aclara que el reglamento aplicable es el propio Código Mundial. Pues bien, nuestro TAD no lo considera suficiente y ha dictado en contra de este método reconocido internacionalmente, lo que nos pone en riesgo de suspensión. Un lío para el CSD, que ni siquiera puede recurrir contra un organismo adscrito como es el TAD. Así de bien lo hacemos aquí.