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Las renovaciones de Simeone y Valverde

De forma significativa, Atlético y Barça han aprovechado la misma semana para renovar a sus entrenadores. Digo de forma significativa porque ambos vienen de resultados que pueden crear dudas, están en vísperas de grandes acontecimientos y el Madrid, enemigo natural, está crecido. La renovación en ambos casos lleva un doble mensaje: de respaldo al entrenador ante la plantilla, por si fuera preciso, y de estabilidad hacia fuera. Se trata de evitar que en este tramo arduo de la temporada corran rumores ingratos. La foto de una renovación tiene potencia. Luego, el contrato se cumplirá o no en su integridad, pero eso son otros lópeces...

Casos coincidentes pero distintos. Simeone ha tenido una influencia bestial en la historia del Atlético, como pocos entrenadores la han tenido en la de club alguno. Con él, el Atlético ha dado un salto de categoría, ha pasado a otra liga, la de los grandes expresos europeos. Es referente social y hasta moral, con ese ‘partido a partido’ que ha quedado como una de las marcas del club. Ahora que no se baja del alto listón europeo, se le pide desde algunos sectores un juego con más brillo, y de hecho llegan fichajes en esa línea desde hace un tiempo. Se le pide, pero se le perdona que insista en su modelo siderúrgico, porque le funciona.

Valverde es otra cosa, claro. Simeone es tanto en el Atleti que un amigo madridista me hizo ayer un retruécano malicioso: no es que el Atlético le renueve, es que él renueva al Atlético, como si el club dependiera más de él que viceversa. Tampoco es eso, pero desde luego la influencia de Valverde en el Barça no se acerca a la de Simeone en el Atleti. En el Barça, la vara alta la lleva Messi, pero Valverde pone un punto de serenidad muy bueno para un club que ha ido perdiendo piezas gloriosas (Puyol, Xavi, Iniesta...) y que vive la nostalgia de un periodo tan reciente de excelencia descomunal. Valverde gestiona bien eso, y no es fácil.