La discutida provisionalidad de Solari

La historia de los entrenadores provisionales se caracteriza por sorprendentes desenlaces. Se cumplen 50 años de una destitución que causó revuelo en Bilbao. El Athletic figuraba a finales de noviembre en la penúltima posición, dirigido por Piru Gainza, el principal mito del club. La situación se volvió insostenible. El equipo se dirigía a toda máquina hacia la Segunda División. En la nota de despido, el club anunció que Rafa Iriondo, que nunca había dirigido a un equipo de Primera, ocuparía provisionalmente el puesto de Gainza, a la espera de una rápida gestión para contratar un entrenador de prestigio. Siete meses después, el Athletic se mantuvo sin problemas en Primera, ganó su primera Copa desde 1958 y anunció una delantera de impresión: Argoitia, Uriarte, Ariete, Clemente y Rojo. Pero en cuestiones de provisionalidad ningún club tiene un recorrido más particular que el Real Madrid. Y Solari está dispuesto a probarlo.

Cuando Lopetegui fue despedido, Solari llegó con la etiqueta de técnico provisional. Se aceptó con toda la naturalidad del mundo. El Madrid estaba hundido, Solari no tenía experiencia alguna en la Primera División y nadie pensaba en él como solución a los numerosos problemas del equipo. Se le reclamó como un recurso de emergencia para un momento muy delicado. En aquellas fechas, se hablaba menos de Solari que de los futuribles, con Pochettino y Mourinho a la cabeza. Nadie pensaba en Solari, pero ahora conviene no descartarle.

Solari pretende pertenecer a la estirpe de Zidane y Del Bosque, dos técnicos sin experiencia en Primera que dirigieron al Real Madrid procedentes del Castilla. Se les designó en momentos de crisis agudas. Cuando terminaron su recorrido, su contribución significó cinco Copas de Europa, tres Ligas y varios títulos menores. Como ellos, Solari también jugó en el Real Madrid. Conoce perfectamente las señas de identidad, el grado de exigencia y las peculiaridades del club. No hay comparación posible con sus antecesores en el capítulo de títulos y reconocimiento. Para eso necesita quitarse la etiqueta de provisional, y eso sólo se logra con buenos resultados y trofeos.

Es difícil saber si Solari mantiene su condición de técnico provisional. Su crédito se ha disparado exponencialmente en las últimas semanas. Ha construido un Madrid enérgico, poderoso y ganador. Por el camino ha rebajado al mínimo la nostalgia por Cristiano Ronaldo, o la nostalgia de los goles del portugués que nadie marcaba después. El Madrid ahora golea, con un promedio de tres tantos por partido, y la defensa ha mejorado significativamente. Su firmeza con respecto a Isco, Bale y Marcelo le ha generado un rédito inesperado. Su apuesta por Reguilón, Lucas Vázquez y Vinicius, apoyada por los aficionados, ha transformado un Madrid deprimido en el boyante equipo actual.

En el último mes, Solari ha adquirido una autoridad insospechada. Se lo ha ganado con su gestión y buenos resultados. Con respecto a su inexperiencia, los ejemplos de Zidane y Del Bosque dicen mucho de lo sobrevalorada que está la experiencia en el fútbol. Vean a Guardiola, Sacchi, Mourinho, Clemente y una larga lista de técnicos de primer orden: todos disfrutaron del éxito instantáneo sin experiencia, o sin apenas trayectoria en el fútbol de altura.

El joven técnico del Madrid ha girado tanto el rumbo del equipo que al club le resultará muy difícil retirarle el cartel de provisional y no darle una oportunidad. Sería una decisión ingrata para la hinchada madridista, que parece encantada con Solari. Un paso más -un título, y no digamos dos- y no le sacan del puesto ni con agua hirviendo.