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Jornada de ocho puntos para el Madrid

Esta semana la bronca del VAR llegó en el Villamarín, por el derribo de Feddal a Morata. Una entrada en la que primero desequilibra al delantero y de inmediato despeja el balón a córner. El árbitro, por la dirección en que sale la pelota, ve córner. El VAR no le avisa porque no ve error flagrante, concepto equívoco. Este está siendo el problema, que el VAR entró en su momento en menudeos y ahora se intenta que se limite a jugadas ‘negras o blancas, no grises’. Lo malo es que el negro, el gris y el blanco dependen del cristal con que se mire. Al Atlético este no-penalti, cuando le ilusionaba acercarse al Barça, le ha sentado como un tiro.

El Barça, en fin, paga barato su empate ante el Valencia, porque al fin y al cabo distancia en un punto más al segundo. A cambio, el Madrid le recupera algún terreno, y ya se sabe que cuando el Barça va delante mira mucho por el retrovisor, siempre en busca de dónde están los blancos, y nunca le parece que lo bastante lejos. El triunfador de la jornada fue, claro, el Madrid. Boskov, aquel optimista incorregible que se curó de un 9-1 diciendo que era mejor perder un partido por nueve que nueve partidos por uno, decía en estos casos: “Hemos ganado ocho puntos”. Aclaro, los tres del Madrid más los no-dos del Barça y los no-tres del Atleti.

Son días felices para el Madrid, para Benzema, para Vinicius y para todos en general... salvo para Bale y Marcelo. El galés tuvo una hora y se le vio muy poco. Marcelo volvió a quedar fuera por Reguilón, que, dicho sea de paso, dio el primer gol. ¿Lucas y Reguilón o Bale y Marcelo, ante lo que se avecina? Esa es la pregunta. Lo que se avecina son tres visitas consecutivas, una al Barça, otra al Atleti y otra al Ajax. De eso salía hablando la gente del Bernabéu, tras ese 3-0, más trabajado de lo que parece, marcados por Benzema, Vinicius y el reaparecido Mariano. Asoma en el horizonte una etapa reina, pero el Madrid llega a ella pletórico de fuerza.