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Cristiano y el certificado de mala conducta

La buena educación

He pasado la semana entre maestros de escuela, todos los cuales ponen énfasis en la buena educación como consecuencia del aprendizaje de los buenos modales. Un poeta sirio, Adonis, además, me adiestró en su enorme libro El Libro II, con traducción excepcional del árabe de Federico Arbós. Me explicó que las preguntas son más educadas que las respuestas, que los hombres lanzamos demasiado rápido las respuestas y eso nos hace autosuficientes y por tanto maleducados. Aplicado al fútbol, me dijo otro maestro, lo que ha pasado con Cristiano en un juzgado de Madrid, es un ejemplo claro de mala conducta.

La salida de Cristiano

Todo estaba hecho para que Cristiano hiciera lo que le diera la gana, me dijo el maestro. "Tiene respeto por un valor, el valor del dinero". Y ha hecho de su presencia un hecho e incluso un pensamiento, añado yo. De modo que fue acompañado por alguien que lo realzara, sonrió antes y después del acto judicial, dijo a quienes le esperaban que todo había ido "perfecto", pues la perfección considera que es su patrimonio como futbolista y como ser humano, y firmó, con la misma mano que firmó su condena por mala conducta, autógrafos al aire. La sociedad del fútbol lo aceptó siempre como es, pero la escuela lo deplora.

El mal ejemplo

La escuela lo deplora, no porque fuera parte del libro indómito que lleva escribiendo desde que es multimillonario, sino porque el fútbol está hecho para asociarse, celebrar y vivir en la compañía de hechos que den ejemplo a los niños que buscan ahí sus primeras lecciones de vida. Los jueces lo condenaron, con menos alharaca que a Messi, al que hicieron purgar como culpa lo que parece que en Cristiano es faltita fuera del área, pues al rosarino le aplicaron el "principio" del ejemplo individual como prevención general. Y él salió de allí como un triunfador. Entonces, ¿cuál es el ejemplo judicial?

Deporte admirable

El fútbol es un deporte en el que los niños son educados en valores civiles y morales inapelables. Hay excepciones, marcadas por la arrogancia y signadas por el dinero. Los que vemos el fútbol, aún, con la alegría de entenderlo como algo que no sucede ni en el palco ni en la grada sino, como los niños, en el rectángulo, tenemos la obligación de reclamar atención contra estas malversaciones de la historia que más nos gusta. Lo que hizo Cristiano estuvo mal desde el principio. En este caso, el color no importa, y he visto como buen síntoma el disgusto madridista ante esa exhibición de chulería y de cursilería.

Perfección naranja

La naranja, decía Carlos Barral (era el Adonis español), es una circunferencia perfecta. Valencia da las mejores. Ahora su equipo mayor recupera el sabor, golea. Esta vez fijó su objetivo de volver a ganar en uno de la misma raíz naranjera, y el Villarreal, revelación otras temporadas, se duele del renacimiento valencianista. Mala noticia para el Villarreal, alivio para Marcelino; ya he dicho aquí que es uno de mis favoritos de los banquillos, porque se emociona cuando toca y nunca se revuelve contra el destino con malos modos. Comparte con otros el trofeo naranja de la buena educación. Cristiano no lo tendría.

Enero loco

El Barça se ha vuelto loco en enero. Trajo a Boateng y lo exhibió en la jornada más vergonzante de su reciente historia; ahora ha rehecho su locura y se trae a De Jong, que viene de un fútbol muy caro a la historia culé, el Ajax de Cruyff. Holanda le ha dado suerte al Barça. Y Morata viene a sumarse al enero atlético. El fútbol español necesita a este jugador, curtido en el Madrid, requerido ahora por el equipo que lo vio crecer en la misma ciudad. Empieza la tercera vida de Morata. Siempre fue oportuno goleador. Ojalá aproveche Simeone este libro indómito que encierra el fútbol del exmadridista.

La frase

"La escritura de la poesía es revelación/ de la amistad en libros indómitos"

Adonis, poeta sirio, en El Libro II, editado por Ediciones del Oriene y del Mediterráneo, traducido por Federico Arbós.