Una vuelta para volver a la realidad

Una vuelta. En un partido repleto de despropósitos por parte de ambos equipos (y muy entretenido), con un tanto en propia puerta, un penalti, una expulsión y goles de córner, el Espanyol cerró la primera vuelta con una derrota, 24 puntos y una sensación transparente: el equipo tiene un estilo y juega bien, pero le falta gol y ha perdido solidez defensiva. La primera de las carencias tiene difícil arreglo; la segunda, puede ser temporal por la baja de Hermoso y porque hay jugadores lejos de su mejor momento de forma.

Mal pie. Toda historia tiene un comienzo y la del Espanyol fue abrupto. Pisó Anoeta con el pie izquierdo, como si antes de realizar una entrevista de trabajo sales de casa y te olvidas las llaves, la cartera y el móvil. Y, encima, nada más pisar la calle una paloma decide hacer sus necesidades encima de tu jersey nuevo comprado en las rebajas. Eso es como alcanzar el minuto 8 de partido y perder ya 2-0, en una empanada en los córners en toda regla. El encuentro se vuelve cuesta arriba (o lo que queda de día, siguiendo el símil). Pero el Espanyol convirtió su necesidad en virtud y ese famoso karma que le había trastabillado al comienzo le dio un empujón mayor. Siempre puedes encontrarte por la calle con algún amigo que te rescate de la emboscado que te ha preparado el destino.

Altibajos. Así las cosas, el Espanyol pasó de encadenar 15 minutos horribles (los cinco últimos de Vila-real y los diez de Donosti) a sobreponerse de una manera casual pero heroica por segunda vez en la temporada (2-2), con un Naldo sorprendente y un Baptistao reñido con el gol, aunque al menos su remate propició que Llorente la introdujese en la meta. El ítalo-brasileño lo celebró como si fuera suyo. Necesitaba sentirse importante después de las lágrimas ante el Leganés. El Espanyol pasó del 2-0 al 2-2, metáfora de su primera vuelta pero al revés: de tocar el cielo caer en picado y estabilizarse a mitad de camino.

Cañón sin pólvora. Anoeta, en plena remodelación (con similitudes con Cornellà-El Prat), era un estadio fetiche para el Espanyol, acostumbrado a puntuar en sus visitas. Pero el equipo sigue sin poder remontar marcadores adversos, y eso que lo intentó. Como ocurriera en Vitoria (2-1), Rubi pobló el equipo de delanteros tras la expulsión de Merino, pero los blanquiazules siguieron sin colmillo, incapaces de lanzar entre los tres palos pese a la insistencia.

Mejorar. Y en esa insistencia estuvo al menos la cara amable del Espanyol. Pudo jugarle de tú a tú a la Real Sociedad (80 millones de límite salarial por 56 del equipo perico), pero demostró que le faltan recursos y regularidad. La décima posición es justa, pero por debajo del Espanyol están Valencia, Athletic y Villarreal. Y, por encima, Girona, Getafe y Alavés. Mejorar en esta segunda vuelta debe ser una obligación.