Víctor jamás será invisible

Seis de seis. El nuevo Zaragoza de Víctor Fernández despachó también al Sporting y sigue dando pasos convincentes para sacudirse los peligros de la clasificación. El equipo tuvo un inicio deficiente, con una sucesión de errores defensivos que pusieron en serio riesgo su victoria, pero le dio la vuelta al resultado en doce minutos y acabó imponiendo por completo su ley en El Molinón. Fue mejor, mucho mejor que el Sporting, y sólo le faltó haber cerrado el encuentro con un tercer gol. Un tercer gol que le hubiera hecho más justicia, porque sus ocasiones fueron innumerables y claras. Hay todavía muchas cosas que mejorar, pero el Zaragoza es ahora un equipo con personalidad y ambición, que disfruta jugando al fútbol y que se siente capaz de competir contra cualquiera. El cambio es absoluto.

Víctor dijo en su presentación que uno de sus empeños era convertirse en invisible, pero eso le va a resultar sencillamente imposible, porque su mano, su estilo, su gusto y su enorme capacidad de convicción tienen mucho que ver en la transformación que ha experimentado el Real Zaragoza. El equipo empieza a recuperar el juego que emociona a La Romareda, pero sobre todo gana los partidos y está despejando su horizonte de negros nubarrones. Se han perdido muchísimos puntos y demasiado tiempo y el Zaragoza tiene que ganar todavía bastantes partidos para poder empezar a mirar de lejos, pero en apenas dos semanas Víctor le ha devuelto a la afición la ilusión, el fútbol y los triunfos. Éste es otro Zaragoza, un Zaragoza al que le falta gol, pero un Zaragoza que piensa en grande.