Miguel Ángel Gil pide límite de gastos

Hace algunos años que Dubái celebra una especie de gala del fútbol, un encuentro en el que se reparten premios y se debate. Es hora de decir que ha ido a más, y que es bueno tener la mirada puesta en lo que allí ocurre. Premios aparte, que se entregan hoy (por ahí está Cristiano, que si ha viajado es porque le habrán garantizado el suyo, digo yo), se debaten cosas. Ayer, Infantino lanzó la propuesta de ampliar el Mundial a 48 naciones ya desde Qatar 2022, y propuso que se extendiera a los emiratos próximos. Una expresión voluntarista de concierto entre una gente que de golpe y porrazo aisló a Qatar y la propia Qatar. Volveré sobre la cuestión otro día.

Me interesa más la propuesta de Miguel Ángel Gil de limitar al 70% del presupuesto la suma del gasto de amortizaciones (periodificación anual del costo de los fichajes) y salarios. El coste de plantilla, en fin, que se está disparando. En España se controla bien, con la ‘manu militari’ de Tebas, que ha sido mano de santo para nuestro fútbol, aunque se haya escapado, no sé por qué resquicio, ese Reus que se buscó una escapatoria de patas cortas, que ya vemos cómo acaba. Pero, hecha la excepción, LaLiga ha conseguido con sus controles un modelo sostenible en el que todos están felices. Ahora se trataría de conseguir algo parecido en Europa.

Interesa a España, no sólo al Atlético. Nuestros grandes clubes viven de su explotación de la industria, dentro de un mercado decente y razonable. De repente compiten con caprichos de tipos venidos del Golfo Arábigo, China o Rusia, dispuestos a reventar el sistema con dineros que el mercado no da. No es bueno, no cumple las reglas naturales de la competencia, pone al modelo al albur del caprichoso de turno, que un día se aburre y retira la inversión anómala. Junto a Miguel Ángel Gil estaba Ferrán Soriano, el CEO del City de Guardiola. Se hizo el despistado. Lo suyo es el otro modelo. Un jeque que pague, y si se aburre, ‘que les quiten lo bailao’.