La cantera del Barça no es lo que era...
Los recientes fichajes de Murillo y Wagué para remendar la defensa del Barça han creado debate y resquemores. Incluso han dado lugar a una respuesta un pelín desabrida de Valverde, tan medido y prudente en todo. Muchos le reclaman que tire de jugadores de la cantera, al menos para parches así. Hay añoranza de un tiempo grande, en el que La Masia produjo tres cuartos del fabuloso Barça de Guardiola, casi media Selección Nacional y el podio completo del Balón de Oro. Ahora quedan pocos de aquellos, y otros no vienen, o si están, como Sergi Roberto, Aleñá o Samper, no lucen. El primero es un comodín, los otros dos son suplentes.
Quizá nos engañamos todos un poco, con aquella generación sensacional. El pánico a que el Barça hubiera dado con una solución definitiva fue, pienso, lo que llevó a Florentino y a muchos madridistas a confiar en Mourinho, como hosco pistolero a sueldo. Pero los años han ido retirando a casi todos (quedan firmes ya sólo Piqué, Alba, Busquets y Messi) y no viene nada parecido. Tampoco es de extrañar del todo. La Masia no es igual. Los que la llevaban, tuvieron ofertas, el Barça les dejó ir, creyendo que los jugadores los traía el aire. Con aquellos se marchó un estilo, una manera de hacer las cosas, un compromiso con unas pautas.
La cantera empezó a llenarse de jugadores venidos de aquí y de allá, en busca de otro Messi llovido del cielo. Eso y piratear de cuando en cuando lo mejor del Espanyol. Aparte de que esto va por cosechas, y es raro que te salgan contemporáneamente tipos como aquellos, el buen trabajo se nota. Algo así pasó en el Madrid, que desmanteló hace ya mucho los cuadros de Del Bosque. Cuando llegó Florentino, el Madrid tenía a Casillas, Raúl y Guti, entre otros, pero sobre todo a ellos. Al cabo de 18 años, sólo se ha instalado Carvajal, y ahora, si hay suerte, Llorente. El Barça no reparó en eso, recorrió el mismo camino y ahora le pasa lo que le pasa.