La primera derivada del esfuerzo que hizo el Atlético para retener a Griezmann fue sin duda positiva. Le plantaba cara al Barça y conseguía que el líder de la campeona del mundo se quedara. Cerezo, Simeone y los capitanes fueron informados por Gil Marín del alto precio por la permanencia del crack y todos estuvieron de acuerdo. El CEO del Atlético era consciente de que arriesgaba con la decisión. Después de unos años de acierto en la gestión, por primera vez tomaba una que comprometía la viabilidad económica basada en el éxito deportivo del Cholo.

La segunda derivada de retener a Griezmann no fue tan positiva. De repente, el listón del salario de Antoine era tan alto que los compañeros querían aproximarse y alguno, igualarlo. Costa pidió un aumento y Oblak y Filipe y Godín y Saúl y... vamos, lo lógico. A su vez, para poder hacer frente a la masa salarial, había que reducir efectivos (18 más 2 porteros). Y en esas estamos a mitad de temporada. Simeone intenta mantener la esencia; Gil Marín y Cerezo, seguir gestionando bien; y Griezmann, liderar para campeonar. Como canta Serrat en Soneto a Mamá: “Supe que lo sencillo no es lo necio, que no hay que confundir valor y precio, que un manjar puede ser cualquier bocado, si el horizonte es luz y el rumbo un beso”. Esa es la esencia, Cholo.