Simone Biles es la estrella mundial
Los Juegos Olímpicos necesitan héroes. Viven de ellos. Durante cuatro años, el deporte disfruta de las grandes estrellas del fútbol, del tenis, del motor... Disciplinas altamente mediáticas y profesionalizadas. Cuando llegan los Juegos, hay un cambio de dirección. No piensen ustedes en el amateurismo de antaño, eso ya no existe. Me refiero a otra jerarquía deportiva, la jerarquía olímpica, que sitúa en su cúspide al atletismo, la natación y la gimnasia. Por ese orden. En las últimas ediciones, un atleta y un nadador han liderado la fiesta: Usain Bolt y Michael Phelps. Sus últimos recitales coincidieron en Río 2016, donde también comenzaron a resonar las voces apocalípticas por su futura ausencia. ¿Quién cubrirá tan profundo vacío? Una respuesta la tenían allí mismo, en una gimnasta que fue la reina de Río: Simone Biles.
La estadounidense recolectó cuatro oros y un bronce en Brasil, se tomó un año sabático, y ha regresado en este 2018 con idéntico brillo. Sus seis medallas (cuatro oros, una plata y un bronce) en los Mundiales de Doha le sirvieron para batir varios récords de su deporte, y para anunciar que pulverizará algunos más. Biles ya es la gimnasta, hombre o mujer, con más oros mundiales de la historia: suma 14, dos más que Vitali Scherbo. Y eso que la competición masculina otorga dos aparatos más. También es la mujer con más títulos en concurso completo: cuatro frente a tres de Svetlana Khorkina. Para Stuttgart 2019 se ha dejado pendiente desempatar a medallas con Khorkina (20) y superar a Scherbo (23). Un año después llegarán los Juegos de Tokio 2020. Sin Bolt y sin Phelps. Pero con Biles... La estrella mundial.