Estupenda actitud de Isco y Asensio
Tan excitados estamos con la proximidad del River-Boca (hoy nos visitó en la redacción una representación de las peñas madrileñas de ambos equipos, en feliz armonía) que el Madrid-Melilla casi pareció un entremés de lo que nos espera. Y en realidad lo fue. Resultó un partido grato, en un estadio animado (los precios se suavizaron, para lo que suele ser el Bernabéu) y Solari nos permitió ver a nuevos canteranos, revueltos en un equipo B al que de repente han caído Asensio e Isco, titulares firmes en otro tiempo. Ahora les toca formar parte del carrito del pescado. Los dos estuvieron realmente bien, en juego y efectividad.
‘Dígaselo con flores’ era un reclamo publicitario para vender flores el Día de los Enamorados. ‘Dígaselo con goles’, (a Solari, se entiende) valdría para el caso de Asensio e Isco, que marcaron dos cada uno, redondeando así su estupenda actuación. Se les vio activos y optimistas, quizá en particular a Isco. No es que un partido así, tan a favor de corriente, les aporte mayores méritos a estas alturas de sus carreras, pero al menos muestra su buena disposición. Algo así como que si hay que empezar de nuevo desde abajo, con los chavales que empujan, aquí estamos para lo que haya menester. Así se responde a la suplencia: con trabajo y buen juego.
Algo por debajo estuvo Vinicius, que es al que de verdad la gente siempre quiere ver. Hizo cosas buenas, pero dejó demasiada impresión de que el gol le cuesta. Y no tuvo suerte Mariano, que no disfrutó el partido ni marcó, y encima se fue con un pinchazo. Por lo demás, todos estuvieron aseados (dos grandes paradas de Keylor) y el Melilla, que salió bien pero se fue hundiendo con los goles, al menos marcó el de la honrilla. Lo hizo Yacine, una perla, criado en el PSG, al transformar un penalti que le hicieron a él mismo. Él, Isco y Asensio estuvieron por encima de un partido que los debutantes Fran García y Fidalgo recordarán siempre.