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El aplazado sueño olímpico

Hace una semana se presentó la Oficina de Estrategia Internacional del Deporte Español, bajo el nombre de Spanish Sports Global. Su lanzamiento quedó eclipsado por el conflicto del Gobierno español con el COI por el caso de Kosovo, teóricamente ya resuelto, que dificultaba el arranque de esta buena iniciativa. Al frente está Mercedes Coghen, campeona olímpica y gestora con experiencia. Coghen ya lideró la tentativa de Madrid 2016, que sólo sucumbió ante Río de Janeiro y el mapa de Lula. Las tres candidaturas olímpicas consecutivas suplieron durante ese tiempo las funciones de la oficina actual. España albergaba eventos deportivos de primera línea, especialmente en la capital, para exhibir su demostrada capacidad organizativa. La tercera negativa del COI terminó con aquel sueño. O tal vez sólo lo aplazó.

Hay un segundo objetivo que también se cubrió entonces: la promoción de dirigentes españoles a cargos internacionales. Jaime Lissavetzky impulsó un plan desde el CSD que dio frutos: Marisol Casado, José Perurena, Leandro Negre... Aquel plan no tuvo continuidad, pero es hora de reactivarlo. El sueño sigue vivo, aunque ha viajado a Barcelona-Pirineos, aspirante a los Juegos de Invierno de 2030. Calgary acaba de renunciar a los de 2026. El rechazo olímpico permanece latente, y eso abre la puerta a nuevos proyectos. El gran problema de Barcelona es que debe demostrar al mundo que está por encima de la convulsa situación política. Una oportunidad son los Roller Games 2019, que se presentan este miércoles en Madrid. Más de 4.000 deportistas, en once disciplinas, durante diez días. Los Juegos del patinaje serán un buen termómetro.