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Esta vez De Gea tuvo varios cómplices

Veamos la botella medio llena: si el domingo en Wembley (15:00) empatan Inglaterra y Croacia, habremos ganado el grupo. Bueno, quizá no sea medio llena, pero agua queda. Cosas más raras se han visto, porque hubo épocas menos felices de nuestro fútbol. Recuerdo que una vez incluso fue despedido Balmanya en una de estas fases de grupo... y repescado porque al final entramos de carambola por victoria de Irlanda en Checoslovaquia que nadie esperaba. Ahora, en esta nueva copa (que me gusta) hemos tenido salida de caballo y parada de burro y hoy nos vemos como nos vemos: con los dedos cruzados y rezando a San Odón de Cluny.

Partido curioso el de Zagreb, que bien podríamos haber ganado, pero que entregamos por tremendos regalos atrás. El primer tiempo de España fue flojo, pésimo en la primera media hora, cuando Croacia corrió tanto que se agotó para los restos a cambio de no dejarnos pisar su área y de pegarnos algunos sustos. La primera alegría del primer tiempo llegó en el 35’, cuando por fin sacamos un córner. Luego habría al menos un tiro alto de Ceballos y otro a puerta de Isco, que despejó Kalinic. Pero todo fue flojo, soso, sin pasión. Los laterales no subieron, los medios no robaron, los delanteros no crearon peligro. Una pena de equipo.

La segunda mitad fue otro partido, brioso. Un intercambio de golpes y de goles del que salimos malparados porque, hay que decirlo, lo merecimos. En su área, Croacia se comportó con la digna seriedad que se espera de un equipo de rango, con la única cebollinada de Vrsaljko en el penalti. Lo nuestro fue espantoso, con De Gea como colaborador necesario en la cosa, pero no culpable único al modo de su desdichado Mundial. Aquí se pueden repartir las culpas entre varios. Ahora todo queda para ese Inglaterra-Croacia en el que quien gane será primero y quien pierda descenderá. ¿Y si empatan? Si empatan saltaremos de alegría.