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Sergio Ramos, el Panenka de Camas

Tuvimos un Niño Sabio de Camas (Paco Camino), un Faraón de Camas (Curro Romero) y ahora tenemos un Panenka de Camas, el singular Sergio Ramos, que ha hecho de la suerte que inventó el genial checoslovaco un recurso propio. Seis penaltis lleva tirados así y todos entraron. Los expertos dicen que es una suerte más segura que ninguna, lo malo es que, aparte de enfadar al rival, que tiende a considerarse humillado, el lanzador queda muy desairado si lo falla. Todo el que tira un penalti expone, pero el que lo hace ‘a lo Panenka’ arriesga mucho más. Pero ya sabemos que a Sergio Ramos no le arredra nada.

Recuerdo vívidamente el penalti de Panenka. Lo vi en la redacción de El País, en un pequeño televisor en blanco y negro. Era la final de la Eurocopa del 76, en la tanda de penaltis. Iban 4-4 cuando Hoeness lanzó alto el quinto, al modo de aquel de Sergio Ramos ante el Bayern, que tanto dio que hablar. Panenka se enfrentaba en el decisivo a Sepp Maier, el más acreditado portero del momento. Arrancó... e hizo aquella genialidad. El balón tardó una barbaridad en llegar, o eso nos pareció, aunque medido luego no llegó ni al segundo. Checoslovaquia salió campeona y Panenka se hizo célebre. Maier nunca volvió a saludarle.

En tiempos pre-Kubala, los penaltis solían tirarlos los defensas, entonces abruptos pateadores de cuero. Acostumbrados a los despejes violentos y a sacar desde el área chica porque los porteros no llegaban lejos, sus cañonazos intimidaban a los porteros. Kubala trajo el penalti finolis, con engaño, y pronto vino Puskas, en la misma línea. El penalti pasó a ser una suerte elegante, hasta el punto de que el detestado por frío Martí Filosía llegó a marcar cuatro en una tanda. (A Maier, precisamente). Ahora Sergio Ramos cierra el círculo al recuperar el penalti para la defensa, pero adornándolo con una virguería que quizá ni imaginó Kubala.