Bruyneel y la cultura del dopaje
La coincidencia con la presentación del Tour de Francia 2019 envió la noticia a un segundo plano. También el paso del tiempo, que ha lanzado al olvido a los grandes personajes que marcaron una época. El ciclismo tiene una increíble capacidad de enterrar su pasado. Quien no haya sobrevivido, ahí se queda. No hay que mirar atrás. Johan Bruyneel, el laureado director de Lance Armstrong, fue sancionado de por vida por el TAS tras la apelación de la AMA. El belga publicó luego una carta donde se queja del procedimiento legal, pero también deja algún mensaje esperanzador. Bruyneel reconoce que cometió “muchos errores” en un periodo “muy diferente al actual”, en el que se enfrentaba “a las trampas y a las tentaciones que formaban parte de la cultura de ese momento”. La cultura del dopaje.
La prueba de esa cultura es que no se reasignó ningún Tour de Armstrong. ¿Verdaderamente esta etapa es tan diferente a aquella, como apunta Bruyneel? Eso nos gustaría creer. Sin embargo, si nos atenemos a la reciente entrevista en El País de Floyd Landis, otro exponente de aquella tenebrosa era, “todo sigue igual”. Si bien ninguno de los dos luce la etiqueta de la credibilidad, me suena más sincero y menos revanchista el discurso del belga. El presente debe aprender de esos errores, aunque no sé si lo ha hecho plenamente. La absolución de Chris Froome, medido con una vara diferente, no ayudó a ahuyentar los fantasmas del pasado. Tampoco el reciente libro de Brad Wiggins que define a Armstrong como “el perfecto ganador del Tour”. El Sky es la bandera del nuevo ciclismo. O eso se suponía.