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El Tour arranca entre abucheos

Chris Froome ha sido recibido en Francia entre abucheos y con una portada de Libération con el titular: ‘Vuelta a la casilla del dopaje’. Esa vuelta alude al vigésimo aniversario del caso Festina. Una comparación exagerada. Muchas cosas sí han cambiado. Pero la duda vuelve a señalar al ciclismo por esa absolución de su número uno tras doblar la tasa de salbutamol. Un retroceso en la lucha antidopaje. No es la primera vez que el público francés repudia a Froome, a quien ya le tiraron un vaso de orina al grito de “¡dopado!”. En Francia les recuerda demasiado a Lance Armstrong, por el dominio del equipo Sky. Y ahora, podríamos añadir, por el favor de la UCI. El ciclista y la federación se dedicaron este viernes a explicar los detalles del caso. Froome defendió que se aplicó las mismas dosis de siempre, pero su cuerpo no las asimiló igual.

La AMA no ha rebatido sus argumentos porque no se puede reproducir la situación de la Vuelta a España. Raro. En los procesos de dopaje, la presunción es de culpabilidad y la carga de la prueba recae en el deportista. Por primera vez, eso se ha invertido. De ahí la desconfianza con la que arranca el Tour de Francia. En otros deportes se habría planteado alguna protesta. En el ciclismo, eso ha cambiado poco. Aquí sale Beñat Intxausti con un grosero “a chuparla” y hasta le reímos la gracia. No la tiene. Con más elegancia, Romain Bardet ha pedido respeto al público de su país. Nos unimos a su llamada. Más allá de la discrepancia, la resolución es firme. Hay que aceptarla, guste o no. Esta carrera ha sobrevivido a cosas peores. A pesar de los golpes a su credibilidad en estos últimos 20 años, hemos seguido sintiendo el cosquilleo de julio. La emoción por el Tour.