Fue un partido de gestos. La pausa de Coutinho, el trabajo de Luis Suárez, la rabia reivindicativa de Rafinha, la estrenada sobriedad de Piqué, la solvencia de Ter Stegen, la voluntad racional de Arthur, la profundidad de Jordi Alba... Pero donde verdaderamente discurrieron los gestos del partido fue en la zona de la grada en la que el ausente, Lionel Messi, explicaba fútbol a su hijo Thiago. Fue interesante observar que el mejor futbolista del mundo se acerca al oído del niño para explicarle lances que se explican mejor cuando el balón está en juego y retransmite el momento una cámara de televisión

Acostumbrado Thiago a las repeticiones, Messi tuvo que hacer de padre en el estadio. Se comportó, además, como un aficionado, el único habitante de un estadio capaz de emocionarse de veras con lo que sucede en la cancha. Vistos desde la televisión, fueron momentos dignos de guardarse en la retina de la historia de las ausencias del padre de Thiago.