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El dichoso tuneado del Bernabéu...

La tarde de ayer se consumió en rumores sobre el banquillo del Madrid. Asistimos a una fea y lenta agonía de Lopetegui, al que sus jugadores respaldaron con fuerza tras el partido, pero Butragueño, no. Tranquilidad, se limitó a decir. Seguro que había escuchado en el palco lo que muchos otros escucharon, la forma en que allí se habló del entrenador, de sus decisiones, de que si Vinicius, que si Benzema, que si Bale. El hombre por cuya contratación Florentino desmanteló la Selección a dos días del Mundial es ahora ‘Turrontegui’. Se le busca reemplazante. Aun ganando los dos próximos partidos, seguiría en solfa.

Pero, bien mirado, no es tan extraño lo que está pasando. Han sido dos veranos empobreciendo la plantilla: el primero se fueron Pepe, James y Morata; el segundo, Cristiano. De aquel tiempo de la ‘segunda unidad’ de Zidane, que goleaba fuera de casa, hemos pasado a un grupo mucho más débil, porque los repuestos no tienen comparación. La pérdida de calidad acarrea también pérdida de competencia, abandono del espíritu competitivo. Eso ha permitido, por ejemplo a Asensio llegar a titular sin más presión que la imaginaria del juvenil Vinicius, y así le vemos. De Bale y Benzema para qué vamos a hablar. Son los protegidos del presi.

En realidad, viene de antes. El último fichaje caro (caro, carísimo) fue Bale. Ahí se acabaron los lujos. En los últimos cinco años, el Barça tiene un saldo compras-ventas de -374. En el Atlético salen -125. En el Madrid, -8,7, casi lo comido por lo servido. El último golpe fue malvender a Cristiano para arañar 100 millones y de paso ahorrarse su ficha. A cambio, Mariano. Y pese a tantos ahorros, hay que pedir casi 600 millones para cubrir el estadio con una especie de lata de sardinas galáctica, idea que le vendió a Florentino, con volátil patrocinio, un presunto estafador internacional que ahora está en busca y captura. Eso es lo que hay.